lunes, 30 de marzo de 2009

Tipo de hombre Vol.3

El metrosexual: Hombre inofensivo en vías a una relación no duradera. Este es tipo de hombre que se se mira en los espejos de las vidrieras, tarda una hora en el baño emperifollándose y hasta osa depilarse (¡a veces la depiladora en dónde vos lo hacés!). ¿Cómo se desarrolla en el tiempo un vínculo que con una persona que tiene el espíritu de una Baby Malibú y que lleva en su kit-personal la pincita de depilar, la crema hidratante y si pudiera, seguramente, el secador de pelo?; ¿soportamos las mujeres tener una relación con un supuesto macho viril que se cuida más que nosotras?; ¿será que tenemos tan internalizado es so-called rol femenino que no concuerda con nuestro atractivo intuitivo ver a un hombre desplegando este tipo de metro-actividades?; ¿somos nosotras quienes autocumplimos la profecía del segundo sexo, tal vez, adoptando como natural el papel de la feminidad? Cuidado, acá es donde Susanita resurge de las cenizas y cautelosamente taladra tímpanos con ideas que adoptamos como natas…pero que en realidad, ¿no fueron establecidas por la sociedad? Desde los tiempos de Lucy, pero establecidas por la sociedad, al fin. Por eso mismo, éste es un hombre inofensivo. Él no molesta para nada, solo le gusta cuidarse. Entonces, ¿somos nosotras las que nos cerramos ante un hombre distinto, sin necesariamente ser éste un calificativo negativo? Tal vez el metrosexual roce los límites del narcisismo, tal vez no. Tal vez el metrosexual valga la pena el intento tal vez, no. Tal vez nos preocupamos demasiado por los pre-conceptos sociales, tal vez sí, seguramente.



Tenga cuidado, Susanita acecha.

Tipo de hombre Vol.2

El que-no-tiene-filtro: Este dura muy poco. Desde el mismísimo momento en que te hace pasar vergüenza en público, es historia. ¿Flaco, no podés cerrar ese gran megáfono que tenés de boca y no contar en presencia de mi jefe cuantos orgasmos tuve la última vez? In between, por ejemplo, hay padres que son conservadores, estrechos, moralistas (vejetes verdes y oxidados, para el lunfardo), entonces, este señor de boca grande, con su radar para captar momentos en los que puede importunarte, empieza a describir las variadas posiciones que practican en la cama, la cocina y hasta el grito de Tarzán desde el ropero. Conflicto generacional a la vista. La cara de tu vieja se torna de un tono verde violacio, finge que no escucha y mira la televisión (¡¿Má, desde cuándo te interesa el proceso de polinización cruzada en las coníferas de la selva tropical que pasan por Animal planet?! Inaudito.) Básicamente, ella considera un pecado capital que su inocente hija (si, si, vos), esa que jugaba en la primaria con las Barbies, tenga relaciones sexuales antes del matrimonio. Y además, está demás decir que te considera una traidora porque VOS le habías prometido que hasta la noche de bodas llegabas virgen, pero claro…eso lo dijiste cuando tenías…¿6 años? Pero ya sabemos que Doña Rosa es una experta a la hora de sacar los trapitos al sol y sobre todo de contexto (ay, cuando crezca quiero ser bioquímica; ay, quiero casarme de blanco, tener tres hijos y un Golden retriever que me traiga el diario todas las mañanas, ay ay y ay!) No falta oportunidad para que la bendita madre deje escapar un suspiro o un reproche porque tu ideología actual ya no concuerda con tu edad de oro: la ninez. Allí todo era color de rosa, sueños utópicos, principes azules y un soñado batallón de hijos. Allí todo era color de rosa cuando eras…¡Susanita! Y ahora que se avecina la rebelión-en-la cama y el estandarte feminista en mano, te convertiste en el anticristo. No todas las madres son así, claramente. Pero Doña Rosa, si existiera tal premio, sería galardonada con una estatuilla llamada: “soy la asesina de Simone de Beauvoir”. Aunque, claro, a cada pié, un zapato. Unas son libertarias y otras conservadoras. Unas te regalan la tanguita de encaje y otras te la queman en el asado del domingo. Pero por sobre todas las cosas, el bocón siempre va a poder descubrir qué es lo que vos no querés que sea divulgado, y entonces ¡zás!, abre la boca, te hace quedar terriblemente y vos lo único que querés es que te trague la tierra.

Tipo de hombre Vol.1

El depresivo: Dura lo que un rollo de papel higiénico en baño público. Hay que admitir que primero nos engaña, seguramente, con algún discursito emo. Entonces pensamos que nos ganamos la lotería por haber encontrado a alguién que sabe desarrollar empatía y sensibilidad, que realmente tiene sentimientos profundos. Epa, a no equivocarse. Todo esto es un preámbulo, en una semana, el hombre sensible, con sangre en las venas y de corte profundo pasará a ser el hombre sensible que se quiere cortar las venas con un corte profundo (y encima mancharte la alfombra). Insoportable, perseguido y con mil y un complejos de inferioridad. Básicamente no se lo tolera más de 20 minutos reloj. Ah, y obviamente el Apocalipsis llega cuando vamos al cine a ver una película romántica con el susodicho. Demás está decir que llora en los avances, llora durante y llora después. Se acuerda de todas las mujeres que lo maltrataron. Martita, la que se comió su plastilina en el jardín de infantes; Anita, quién lo rechazó durante toda la primaria; y Doña Rosa, su vieja, quién no lo amamantó de bebé. Te cuenta las historias una y otra vez, te pide consejos; que, obviamente, no le podés dar porque no escuchás ni sola una palabra de lo que dice. Y finalmente, después de que este energúmeno te chupa el alma y la paciencia, te decis a vos misma: ¡te juro que no soy yo, sos vos!

New age

Feliz estreno, blog!

Sean ustedes bienvenidos y siéntanse como en casa.