Hazme gastar crédito del celular sin sentido y te desearé el peor de los males. Vamos gente, una llamada que con toda la furia que tendría durar dos minutos no me la podés estirar a siete. ¿A qué me refiero? Pura y exclusivamente al delivery de comida china "La Pekinesa S.A", que ya con ese nombre me dice todo y un poco más.
Tuuu, tuuuu.
MG: Hola...-sin repuesta-
La Pekinesa S.A: dhfjdddfsssssshhhhskj.
MG: ¿Hola?
La Pekinesa S.A: La Pekinesa S.A, haga su pedido...
MG (concisa): ¡Ah! hola,me mandarías un menú ejecutivo a Austr...-soy interrumpida-.
La pekinesa S.A: Ehh, creo que no enviamos menú ejecutivo a la noche. Esperá que me fijo.
MG: ...
La pekinesa S.A (luego de hacerme escuchar un aparente hitazo pop chino): No, no enviamos.
Mg: ¿y qué es lo que envían?
La pekinesa S.A: Todo menos el menú ejecutivo.
MG: Uff, bueno, mandame un Zhao Mien a Austr...-soy interrumpida-.
La pekinesa: ¿Un qué?
MG: Un Zhao mien (pronunciado en chino, así como lo escriben)
La pekinesa: ¿Un qué?
Mg (como si estuviera pidiendo el plato en Ottawa): Un Zhao Mien, los fideitos salteados en salsa de soja.
La pekinesa S.A: ¡Ah! Sí, sí, un Zhao Mien.
MG:...(dudando de la dislexia propia o de la sordera ajena).
La pekinesa S.A: Bueno, ¿a dónde se lo mando?
MG: A Austria 2148. Tercero C. Pero mirá, en el portero hay que marcar 0303, porque es eléctrico.
La pekinesa S.A: ¿Qué?
Mg: Que en el portero, que es eléctrico, hay que marcar 0303.
La pekinesa S.A: Ah, bueno. Pero éso no lo anoto, directamente que marquen 3ºC.
MG (bueno, que lo marquen si lo encuentran...): No hay. El portero es eléctrico y hay que marcar 0303.
La pekinesa S.A: Dos veces 0303.
MG (que ya ni sabía que decía): No, una vez 0303. Bah, sí, dos veces 03. Es 0303.
La pekinesa S.A: Ceeeeero tres, ceeeeero trees, dos, cero tres.
MG (listo, me cocino): 0303. Nada más que eso. ¡O llámenme cuando llegue!
La pekinesa S.A: Bueno, gracias. ¿Entonces uno cuatro arrolladitos primavera a Austria 2146 y marco 0303, no? Veinte pesos, llega en media hora.
MG (¿me está tomando el pelo?): Sí señorita, cuatro arrolladitos primavera. Le pago con cambio.
Así, con exactitud de reloj, llegó el pedido en treinta minutos con un plato de arroz con calamares. Y déjenme decirles que, en este caso, la importancia del verbo no es poca cosa.